martes, 10 de junio de 2008

La fuerza de la razón.

"Aquel día había cumplido yo los quince años.
[...]
Pues aquella tarde estaba yo todo tranquilo, charlando en recreo, junto al chalet de la División, cuando vino volando hacia mí Nano, el hijo del director de la Escuela Naval, que es incondicional nuestro, y me dice todo apurado:
-¡Se están metiendo con Cheché unos de Quinto!
-¿Dónde? -le apremié yo, zarandeándolo.
-En el campo de la Segunda.
¡Hay que ver a qué marcha salí yo de allí! Según llegaba corriendo, ya abarqué la situación de un golpe de vista. Tres idiotas de la Segunda División (yo para entonces ya estaba en la Primera) se pasaban uno a otro, por el aire, el bastón de mi hermano; y el pobre Cheché, a la pata coja, pretendiendo recuperarlo.
No me vieron llegar. Caí como un tigre sobre el primero, y volviéndolo de un tirón de izquierda, le encajé, en corto, un directo al ojo [...]. Me fui entonces a los otros [...]. Ellos se las piraban a vela llena, [...]."

(De "La vida sale al encuentro" -Vigil-).

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