viernes, 28 de marzo de 2008

"La vida sale al encuentro".

Seguramente, mi afición a la lectura surgió mientras leía "La vida sale al encuentro" (Martín Vigil).
No sé si realmente existieron Iñaki y Karin, pero muchos nos resistimos a aceptar que sean simples personajes de ficción.

Profesores de la asignatura "Vida".

Yo tuve 2 ó 3 así. Les debo una parte de lo que soy.
"(...) informadores tuve muchos (...), pero formadores, lo que se llama formadores, puedo contarlos con los dedos de una mano. (...). Hombres que dejan huella, no por haberte enseñado los rudimentos del álgebra, la concordancia latina o las leyes de la lógica; sino por haber estimulado tu sentido crítico, por haber hecho despertar tu curiosidad intelectual, por haber abierto tus sentidos al arte, a la ciencia, a la creación, a las ideas; por haberte impulsado a tomar posiciones, no las suyas, sino las tuyas; por haber conseguido no que pienses esto o aquello, sino que pienses, simplemente; por haberte enseñado a ser un hombre que ve con el entendimiento, y decide con la voluntad; por haber conseguido que seas tú mismo, un prototipo, no una unidad más de aquel modelo que la sociedad pone de moda. Formadores. Yo tuve varios sucesivos; no muchos, es verdad; digamos cuatro, y me puedo considerar afortunado."
(Martín Vigil).

domingo, 23 de marzo de 2008

Los Hornazos.

Habría ido en bici (casi 10 horas) si no hubiera tenido otra forma de ir. Pero eso era antes. Ahora ya no. ¡Con lo que me gustaba a mí ir al monte en Los Hornazos! Era una de mis diversiones preferidas. Pero ya no es lo mismo (hoy ni me he planteado ir). Antes íbamos en burro. Ahora se va en "burro de acero" o en remolque (de tractor). Y así se pierde gran parte (para mi gusto) de su encanto.
Yo solía pedirle a mi abuela un burrito blanco ya bastante viejito que se tropezaba 2 ó 3 veces por cada paso que daba. Si ibas un poco rápido (que no era mi costumbre) y el tropezón era grande, podías salir volando por encima de su cabeza. De todas formas, las caídas (frecuentes) solían tener pocas consecuencias (aunque sí mucho eco, como cuando unos cayeron en medio de la rivera -no estaba yo en ese momento-). Eso sí: siempre teníamos rasguños por todos lados.
Las chicas te pedían montar, con la condición, que siempre aceptábamos, de no correr, y las llevábamos a dar una vuelta (menos mal que ya se había pasado la "moda" de ir de lado en el burro, en vez de ir como es debido: "escarrapanchadas". Si le dabas a correr al burro (era la costumbre), te clavaban las uñas donde primero pillaran. El burro mío apenas podía correr, o sea que si nos caimos una amiga zamorana y yo, no creo que fuera por exceso de velocidad. Pero se hizo un poco de daño ella. A ver si le pregunto cuando la vea cómo lo recuerda.
Aunque pueda parecer que hacíamos burradas, si lo comparamos con las locuras que se hacen ahora con el volante, aquello era un juego de niños. Y las consecuencias lo demuestran.

sábado, 22 de marzo de 2008

Mundo interior.

Hay gente que puede pasarse un par de horas mirando las nubes en completo silencio y no aburrirse: tienen muchas cosas en qué pensar, mucha imaginación con la que jugar,...
Otros no se conforman con tener 200.000 estímulos a su alrededor.
Lo ideal, a mi entender, es saber dosificar la estimulación que te rodea. Si te acostumbras a tener mucha, después te aburrirás en un pueblo tranquilo. Y si te acostumbras a poca, te resultará super-agobiante una gran ciudad. Una vez más, en el medio está el equilibrio.

viernes, 21 de marzo de 2008

"El pacifista"

Su título es "El cobarde" (Víctor Manuel), aunque también podía ser "El pacifista". Y también podía ser un himno pacifista más.

jueves, 20 de marzo de 2008

"Héroes de la Antártida"

Las cosas como son. Así fue aquel famoso anuncio:
"Se buscan hombres para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. En caso de éxito, honor y reconocimiento."

domingo, 16 de marzo de 2008

La princesita rusa.

Se hacía (creo) llamar Desirée Lieven. Debió ser alguien muy especial.

¡Qué gran país Holanda!

Parece ser que en un parque holandés van a permitir las relaciones sexuales al aire libre por las noches. Yo creía que estaba permitido en todo el mundo. ¡Pobres vagabundos!: se lo ponen difícil hasta en eso. Todavía nos queda (aunque no lo parezca) mucho camino por recorrer a la hora de ver con total naturalidad lo que es lo más natural del mundo. Supongo que, en su momento, debió ser muy necesario crear pudores absurdos.

sábado, 8 de marzo de 2008

"Cada día cuenta".

"Así, cada día cuenta" es, a modo de resumen, lo que dijo el protagonista masculino de "Titanic" después de contar cómo era su estilo de vida a los boquiabiertos acomodados.
Resulta que los ricos del barco llevaban una vida rutinaria absorbida por su siempre insatisfecha preocupación materialista. Y Jack, con los bolsillos vacíos, procuraba que cada día fuera una agradable caja de sorpresas.

Un aplauso para las mujeres.

Conducir bien es, ante todo, conducir con seguridad. Un estudio de una aseguradora asegura que conducen mejor las mujeres. No me extraña. Un aplauso para ellas. El hombre, que adolece normalmente de exceso de confianza (léase también chulería), conduce fatal.

viernes, 7 de marzo de 2008

La felicidad.

Vi., 7-3-08, 23:25 h.

Las investigaciones sobre la felicidad dicen que lo que más llena al ser humano es tener a su alrededor una buena red social que funcione éticamente, con la que uno se sienta perfectamente compenetrado, y en la que se pueda confiar plenamente, y tal y tal.
Pero para poder dar con esa estupenda red es requisito imprescindible aportar eso mismo que se busca (al menos, el intento de mejorar como persona).
Cuando uno va por la vida por donde hay que ir, acabará diciendo como Perales cuando canta algo así como: ¡ He encontrado en el mundo, por fin, gente maravillosa!.

martes, 4 de marzo de 2008

Peliculeros.

Ma., 4-3-08, 23:10 h.

Deberíamos ver menos películas y analizar mejor la realidad. Ver muchas películas puede ocasionar malinterpretaciones de la realidad. Es lo que creo que le ha pasado a esta chica que perdió ayer su monedero. Supongo que influida por las pelis, se pensó cosas raras que en la realidad no suelen ocurrir. Seguramente si esto hubiera pasado hace 20 años, no le hubiera resultado sorprendente la cosa: por aquel entonces creo que la gente se esforzaba algo más que ahora por ayudar al prójimo.
Mi escritora favorita, Rosa Montero, contaba algo hace meses que tiene ciertos parecidos con lo que he visto yo después de encontrar ese monedero. Resulta que una inteligente alumna de Periodismo le pidió a Rosa una entrevista para practicar y quedaron en un bar. Nada más empezar a hablar alucinaban las 2. La alumna dice algo así como que ya ha avisado de que no va a pagar por la entrevista. Rosa, muy sorprendida, le dice que claro, que no hay nada que pagar. La alumna, también sorprendidísima, dice que sus compañeros de clase le dijeron que tendría que pagar, que nada es gratis por ahí arriba. Rosa pensó que habían visto demasiados programas de cotilleos; y le explicó que "El País", y todo periódico serio, no paga ni cobra entrevistas.
La chica que perdió el monedero me decía por teléfono que ¡¿cómo lo había conseguido?! No sé qué se pensaría, pero algo peliculero seguro (eso no quita que sea una buena chica, cosa que me pareció al devolverle el monedero). Lo más sencillo y lógico es pensar que lo había perdido (ni siquiera sabía cómo le había desaparecido), que alguien lo habría encontrado, y que tal vez (sólo tal vez) ese alguien decidiera devolverlo buscando en la guía telefónica (por medio de la dirección que venía en el carnet de identidad) el teléfono suyo (hay que tener en cuenta que dicha dirección pertenecía a una pequeña población, donde es fácil dar con un domicilio o dar aviso a un vecino).
Por lo que decía y cómo lo decía (de sorprendida) debió pensar cosas bastantes infrecuentes. Y lo primero que hay que pensar es lo más lógico y frecuente. Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, y tal vez sea así. Esto es como lo de los restos de lumbre en el monte. Primero habrá que pensar que alguien hizo esa lumbre. Y no que una nave extraterrestre ardiendo se posó ahí.
Como también la noté sorprendida por mi intención de devolver lo que no es mío (había 12 euros y bastantes monedas más, tarjetas y carnet) le iba a explicar que hay una cosa importantísima, de la que carecen bastantes, que se llama ética, y tal y tal, pero para abreviar le dije que yo me preocupaba de entregar lo encontrado porque, entre otras cosas, quería que también otros se preocuparan de devolverme lo que yo perdiera. ¡Lo que son las paradojas de la vida!: hará ahora 2 años que recibí amenazas (¡por parte de quien tiene que velar por la honzadez!) por intentar devolver a su dueño cierta cantidad de dinero que encontré. ¡Life is like that!.